miércoles, 11 de junio de 2014

CRÓNICA I HALF TRIATLÓN DE SEVILLA by José Antonio Soriano


No soy hombre de letras, pero durante estos meses de preparación para mi primer Media Distancia he leído a algunos compañeros de #TheClub y ello me ha dado fuerzas en los momentos duros, así que igual, mi historia sirve para ayudar a alguien que se plantee la distancia. 


El sábado por la mañana todo eran nervios ante la gran cantidad de preparativos que había que comprobar. Gracias a mi primo David, presidente de “este nuestro club” que nos pasó una de sus escrupulosas listas de comprobación, se hizo algo más llevadero. Para la comida previa me “copié” del que sería mi compañero de viaje Alejandro y me senté en el parking del centro comercial de moda de Sevilla a comerme una ensalada de pasta y una tortilla de patatas mientras mi bendita señora y mi niño visitaban las tiendas oportunas. Lo cierto es que la musiquita de la radio del coche me relajó tanto que me pasé en la ingesta.

Ya en el Hotel recibo un mensaje de Alejandro diciendo que se encuentra recogiendo el dorsal y a partir de ahí, todo son prisas y nervios por las ganas de debutar. En el check-in me reciben él y sus guapos gemelos, ayudándome en la tarea y dándome ánimos. Alejandro no para de insistir en que lo haré mejor de lo que yo pienso.

Salimos de boxes los últimos, con el aviso de los jueces. La temperatura ya asustaba. Imaginaba que estaría muy por encima de los 30º y no tenía ganas de luchar contra mi mayor enemigo… el calor, pero era 31 de Mayo y Sevilla ¿qué esperaba? Vemos a Sonia, le deseamos suerte y comprobamos que aún continúa con su lesión. Me meto en el río Guadalquivir y noto que la temperatura del agua es elevada. A pesar de ello, hay gente con el neopreno puesto y, como está prohibido, finalmente tienen que quitárselo.


Última visita al baño. Con los nervios, como siempre, se me revuelve el estómago en las citas importantes. Besos a las señoras y a los niños y nos dirigimos hacia la cámara de salida. Como el canal hacia la primera boya es estrecho y habían anunciado cerca de 700 inscritos, intento situarme delante. Otro acierto de la organización el realizar la salida desde el agua, pero aún así, hasta pasada la segunda boya no puedo nadar con cierta normalidad y son infinitos los tortazos, patadas y demás artes de guerra. Después tampoco fue fácil, puesto que el agua está turbia y no puedo seguir ningunos pies. Mis estrategias en este sector fueron dos: en la salida utilicé mi poco ortodoxo estilo mixto con brazos de crol y pies de braza. De esta forma conseguí que no me hundiese la muchedumbre y, si alguien intentaba echarme mano a los pies, se llevaría una coz en toda regla; este estilo lo repetiría en más ocasiones. La segunda estrategia fue no pensar y concentrarme en deslizar. Tras la primera vuelta de 900 metros subimos al pantalán y por un segundo miro mi cronómetro… “no me lo puedo creer, llevo sólo 17 minutos” y pienso que, o bien no lo he visto bien o estoy algo aturdido.

Luego, salida del agua muy escurridiza y rápida transición. A los pocos kilómetros compruebo que mi natación había sido realmente buena para mis posibilidades, ya que sin esperarlo, adelanto a Alejandro, mucho mejor nadador que yo y nos gritamos “Vamosssss”. Al final 34´53´´ en el primer el sector.



La bici transcurre en un circuito cerrado de unos 93 km. La primera subida es lo que en Granada o en Huelma denominamos una tachuela, con poco más de un kilómetro. La segunda subida ni la noté, hasta que oí que unos espectadores gritaban: “Ánimo!!! que ya estáis arriba”. La verdad es que agradecí estas zonas de subida ya que en ellas pude adelantar a decenas de bicis. Me acuerdo del amigo Blas que había planteado este reto conmigo y que por enfermedad no ha podido hacerlo realidad. Seguro que más pronto que temprano lograrás “tu Half”.

Avituallamientos abundantes, mucha gente en los pueblos animando, mucha seguridad en cada cruce y, aunque la isotónica no era de mi gusto, para nuestra sorpresa, el agua estaba fresquita. Lo mejor fue el bocata de salami con aceite de Huelma que llevaba amarrado a mi cuadro con cinta de carrocero. Hasta los jueces se extrañaron cuando me vieron sacarlo, jeje. El tema drafting más o menos controlado. Después, en la zona de transición, veo alrededor de una docena de personas penalizadas. Si en un triatlón como este, con una sola vuelta es difícil cumplir estrictamente el reglamento, me imagino que en uno con 2.500 participantes y varias vueltas, todo el mundo será sancionado.

A mitad del sector es cuando veo que todo va mejor de lo esperado. Me parece pasar a una verdadera especialista y favorita para la victoria, como es la vasca Arrate Mintegui. Mi media no baja de 37 km. a la hora.



Sobre el km. 60 otra alegría: empieza a nublarse. Sobre el 75 saludo a un paisano del Human que me dice que le duele el culo y que está deseando soltar la bici. Yo le digo que tengo miedo de empezar a correr porque me noto las piernas muy cargadas. Efectivamente, el segmento tan rápido de bici 2h43´45´´ incluidas las transiciones, me pasará factura en la carrera a pie.

De nuevo transición rápida y, tras comprobar que la familia sigue animándome, siento que no voy. En el momento de salir a correr supongo que iría entre los 60 primeros, muy por encima de mis posibilidades reales, pero noto que me fallan las piernas, el estómago y lo que es peor, la cabeza. Sobre el kilómetro dos, en una zona del Parque Alamillo, me escondo detrás de unos setos e intento, sin conseguirlo, hacer mis necesidades. El abundante agua sucia que había tragado en el sector de agua y los geles a los que aún no estoy acostumbrado, a pesar de los consejos de Josete, me han provocado un inminente centrifugado intestinal.

A partir de ese momento decido no mirar el crono. Mi objetivo desde que comencé con los entrenos, era llegar sobre las 9 de la noche y aún faltan más de dos horas, así que, como en el circuito no están señalizados los kilómetros, decido trotar e intentar recuperar poco a poco. “No debo parar”, me repito una y otra vez. Por la mente me pasan imágenes del duro invierno en Huelma compartiendo entreno con la Peña Deportiva Aturuxu o con el Club atletismo Huelma 2003, series y salidas en bici con #TheClub, y lo que ha sido más duro para un tío de secano como yo, el entreno en piscina con mi Ari. En la primera vuelta veo como decenas de triatletas me adelantan, pero decido no pensar ni valorar. Tras el paso por meta y, con los ánimos de mi mujer y mi hijo, decido mirar el reloj y compruebo que voy a hacer un tiempo total que nunca había soñado. A partir de ahí, mi cabeza empieza a funcionar, ya solo me planteo objetivos cortos y me repito una y otra vez “venga tío, hasta el siguiente puente, vamos tío no pares, un paso, otro,…”.

En este sector, los voluntarios se salen, con bombos, disfrazados con pelucas me chocan las manos, corren conmigo y se me ponen los pelos de punta una y otra vez, gente con patines ofreciéndote de todo, muchos avituallamientos y bicis con agua… increíble. Yo decido beber solamente agua y “ducharme” con la sobrante para bajar la temperatura corporal. En el último paso les doy las gracias emocionado y empiezan a animar más fuerte si cabe. Destrozado, pienso en el mérito que tiene terminar un Ironman. Lo duro que sería si tuviese que recorrer otros 21 km… A partir de hoy, cualquier finisher tendrá mis respetos sea cual sea el tiempo que realice.

Poco antes de la llegada me dan una palmada en la espalda. Es Alejandro que viene como una moto y me dice “Vamos Tío”. Yo le digo que siga, que no puedo más. De repente, como aturdido, abro los ojos y veo que estamos a dos curvitas de la meta y decido impulsar mi zancada hasta cogerle y le digo, “entra tu delante, te lo mereces”, a lo que él contesta “no, no, no, entramos juntos”. En ese momento aparecen nuestros enanos con la bandera de nuestro querido #TheClub y corremos los cinco hacia la meta. Al final 1h53´09´´ para este último sector y 5h11´47´´ para el total. Casi veinte minutos por debajo de mi sueño más optimista, a pesar del mal sector de carrera. Gracias en parte a todo el equipo, familia y como no al apoyo de nuestros patrocinadores.



Tras cruzar, el speaker hace un par de preguntas a Alejandro sobre la bandera y nos abrazamos todos, creo que somos los únicos compañeros de club que llegamos juntos y eso nos emociona aún más. Subidón y llegada de las sufridoras que llevaban más de cinco horas animándonos. Pero mi carrera no ha terminado aún. Ya en el centro de la ciudad, antes de llegar al hotel, me toca correr por las calles buscando una farmacia, ya que Ari está con fiebre y anginas. Me pregunto si eso se puede considerar soltar piernas,… ¿tú que dices, Lofer?

En el hotel coincido con paisanos de Úbeda que han participado en numerosas pruebas de media o larga distancia y me aseguran que nunca habían encontrado una organización tan buena a un precio tan competitivo. Por lo tanto, he tenido suerte en la elección, prueba más que recomendable.

Después, toda la noche bebiendo agua y al día siguiente homenaje a nuestras familias sufriendo en Isla Mágica otra dura prueba de fuego. Esta vez, la crónica se la dejo a mi Dani.