jueves, 17 de julio de 2014

Cronica Iroman Frankfurt by Josete






El 6 de julio de 2014 será por siempre en mi vida un día muy especial. Será una historieta de esas que se cuentan una y otra vez a tus hijos y luego a tus nietos.



Participar en un triatlón distancia Ironman es difícil de describir a personas que no lo hayan hecho. Se lleva el cuerpo tan al límite que a toro pasado tiendes a recordarlo como una experiencia única, tanto física como emocionalmente. No comparto la opinión de que si terminas uno sientas que podrás conseguir todo aquello que te propongas, pero sí que es verdad que la disciplina y fortaleza necesarias para acabarlo te convierten en una persona distinta a la que tomó la decisión de inscribirse un año atrás.


Este ha sido mi tercer Ironman (Niza, Roth y Frankfurt) y, por un tiempo el último. No sé cuándo, pero volveré a participar en más porque es una afición que me apasiona. Como casi todo lo que merece la pena en esta vida, requiere tiempo y dedicación, y esta nueva temporada ambos estarán ocupados en otros menesteres. Sin embargo, entrenar a diario todo lo que se pueda seguirá siendo una de mis necesidades vitales.
El Ironman de Frankfurt he tenido la suerte de compartirlo con la pareja más encantadora que pueda existir, Gonzalo y Eva. Dos personas maravillosas que además saben más que nadie del mundillo Ironman. Ha sido un placer compartir con ellos estos días en la ciudad alemana y espero volver a repetir en un futuro.
Por otro lado, el mister, Jesús Ortigosa, hizo un alto en su camino a Polonia para poder apoyarme en el gran día, y no sabe cómo se lo agradezco.

Los días previos de los Ironman suelen ser todos muy similares, recogida de dorsales y bolsas de transición, visita a la feria donde te dejas la VISA tiritando, mucha hidratación y mucho relax en la habitación con las piernas en alto, intentado cansarte lo menos posible. Pequeñas sesiones de activación trotando y leer mensajes de amig@s que te dan ánimos.
El día de la carrera todo pasa muy rápido. Madrugón para desayunar 3 horas antes de la salida, ultimar preparativos y salida en bus hacia el lago.
La organización es muy buena, facilitando mucho la logística para los participantes, sin embargo, me dio la sensación de que tardamos demasiado en llegar al lago y el autobús no estaba climatizado y dentro hacía un calor horroroso.
Llegamos con el tiempo justo para inflar las ruedas, colocar la comida y poco más. La hora a la que salíamos los primeros era a las 6:45 y eran las 6:35 y aún no me había puesto el neopreno. Estresado cometí el error de ponerme el neopreno de pie, en plena tensión y haciendo equilibrio. Y en un microsegundo sentí un tirón muscular en la espalda que me dejó sin respiración. Preocupado, intenté ser optimista y pensar que no me iba a afectar durante la carrera, que se iba a ir aliviando.
La natación conseguí hacerla en 1h 2min, con dolor pero soportable. El salir en un grupo rápido tiene la ventaja de que es muy fácil coger unos buenos pies e ir cómodo.
La transición era muy muy larga. Me sorprendió que no hubiese voluntarios ayudándote y echándote crema en la T1 como en Roth. Pero es que Roth es inigualable, en todo.


Comencé la bici, con buenas sensaciones, con un dolor llevadero y mientras continuara así podría seguir el plan de ruta que me había propuesto. Sin embargo, pasados unos 15 minutos el dolor aumentó y me obligó cada 5 minutos a estirar la espalda.
No me vine abajo, me decía a mi mismo que para eso había entrenado tanto todo este año, para hacerle frente a cualquier adversidad y darlo todo hasta el final.
El circuito es muy similar al de Roth, un continuo sube y baja con unas cuantas subidas más pronunciadas pero cortas.

Aguanté la primera vuelta a buen ritmo, pero la segunda no pude mantenerlo. Terminé en 5h 20min y deseando apearme.
La sensación al apearme y correr fue rarísima, como si los lumbares fuesen hacia adelante y hacia detrás y perdiera la estabilidad, pero al poco tiempo se me pasó. 

La maratón en general muy sufrida. Andaba en los avituallamientos para estirar y el resto a un ritmo muy superior al que me hubiese gustado ir pero dadas las circunstancias era todo lo que daba.
La carrera a pie, para mí fue lo más bonito. Cuatro vueltas al río Main, a tope de gente animando.
Al final, llegué a meta en un tiempo de 10 horas 19 min. Lejos de estar decepcionado por no conseguir la marca deseada de 9 horas y media, estaba emocionado por haber podido acabar y no haberlo hecho tan mal como me esperaba.

Y es que un Ironman es una carrera tan larga que puede pasar de todo y siempre hay que tener en cuenta que el plan A puede pasar a ser B, C, D o incluso Z. Y hay que saber afrontarlo.
Por otro lado, el día del Ironman es la guinda final a muchos meses de dedicación y no es justo para ti mismo fijarte en el resultado final si no ha sido el deseado ya que no somos máquinas que nos aseguren que ese día va a ser perfecto.
El día a día de la preparación de esta carrera es el verdadero Ironman. Cuadrar los entrenamientos con tu vida laboral y familiar es la divertida tarea con la que tienes que lidiar. Hay que disfrutar de este proceso y saborear todos esos momentos de sacrificio que te brinda un reto de estas dimensiones.
Para mí, si hay algo que defina muy bien esto de lo que hablo, es el poema de Itaca de K. Kavafis:

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

Y es que este deporte es una experiencia increíble si no te quedas en lo superficial, si disfrutas del camino y de los entrenamientos diarios. Tener la suerte de tener una afición que te llene tanto es una suerte que no todos la tienen y por eso lo principal es disfrutar. Marcarse metas es importante porque te motiva y te ayuda a salir a entrenar los días en que da más pereza, pero no te quedes ahí porque lo que te hace feliz no es el destino sino disfrutar día a día del camino.



Entrégate al máximo y los resultados vendrán solos. Sé humilde y el deporte te recompensará con amigos y experiencias increíbles. No presumas y serás reconocido por los demás como el más grande.
Si todos tuviéramos más en cuenta estos preceptos, este mundillo puede que no se estuviera convirtiendo en lo que ya muchos empezamos a sentir asco de él. Parece que todo vale por conseguir buenas marcas, sin respetar las reglas del juego, convirtiéndose el drafting y el dopaje en lacras habituales de muchas carreras. Federaciones con un aumento desmesurado de nuevos federados que no responden ante las necesidades de los atletas, siendo un hecho inútil pagar la cuota anual exigida. Deportistas amateurs que a los pocos meses de probar suerte en su primer triatlón, hablan como si fuesen profesionales y lo principal en sus vidas fuera el hacer buenos puestos en sus grupos de edad, creyéndose ellos mismos que quedar segundos de entre cinco o seis personas es ser unos fueras de serie. Organizadores de carreras que cobran un importe injustificado y completan inscripciones en cuestión de horas. Inscripciones que no te aseguran que la carrera se celebre pues aunque tú pagues con meses de antelación y te prepares a conciencia para ello, unos días antes se puede cancelar por no contar con los permisos de las autoridades pertinentes. Empresas como “Biketransport” que en enero te cobran la reserva para llevar tu bici en furgoneta al Ironman en julio, y una semana antes del mismo te comunican que no les compensa económicamente recoger tu bici en Andalucía, sin tiempo para contratar a otra empresa por estar todas ya sin plazas disponibles. O como “Identityessence” que te vende una pulsera identificativa que se me rompe a las dos semanas por una exposición excesiva al sol entrenando y la respuesta del servicio postventa es ofrecerte un descuento de 2 € en tu próxima compra... ¿EN SERIO VAMOS A SEGUIR PERMITIENDO ESTAS COSAS?.
Muchos dirán que estoy resentido por no haber tenido suerte el día de la carrera, pero los que me conocéis de cerca ya sabéis que todo esto lo pienso desde hace tiempo.
Como ya había dicho al principio, este año tengo nuevos retos y no puedo permitirme participar en otro Ironman, pero si pudiera no sé si estoy dispuesto a seguir formando parte de este circo.
He cerrado el blog que abrí con motivo de la preparación del Ironman de Niza, ya que no tengo tiempo para actualizarlo y #theClub me permite poder escribir aquí cuando me apetezca. Cosa que pienso seguir haciendo.


Gracias a tod@s!!